The King

Elvis Presley como metáfora definitiva del sueño americano (y de sus engaños). Músicos, analistas y gente de a pie comparan la historia y el alma de una nación que se adentra en la era Trump como si el país completo entrase en la «fase-gorda-Las-Vegas».

El director Eugene Jarecki destacaba hasta ahora como realizador de filmes políticos (con dos vistosos galardones al respecto del Gran Jurado en Sundance para sus detenciones en temas de combate a las drogas y la industria bélica), y de algún modo este trabajo sobre el rey del rock ‘n’ roll sigue por esa línea. The King reflexiona sobre la identidad, las luchas y las ilusiones de la clase trabajadora de Estados Unidos a través de la simbólica biografía de ascenso del más famoso hijo de Memphis, paradigma a la vez de gloria y de tragedia. Lo hace a través de un road-trip coral, y a bordo del mismísimo Rolls Royce que el cantante usó en vida. Se suben (y hablan) desde Ethan Hawke y Alec Baldwin a Rosanne Cash y Chuck D (Public Enemy). Es un recorrido pensante y crítico, un atípico pero portentoso ejercicio cinematográfico de sociología musical que consigue, entre otras cosas, luces nuevas sobre un ícono del que creíamos que ya no había nada fresco que decir. En sus luces y sus sombras, la historia de Elvis Presley aún nos interpela.